Desconexión de nuestro impulso
Llevo tiempo dándole vueltas a mi relación con las cosas en el mundo: las cosas de mi casa, las que necesito, las que no, las que se acumulan en las esquinas, las que he guardado porque alguien especial me las regaló, las que llegaron de manera inverosímil, las que me gustaron y compre... tantas cosas que llegan mi vida, ocupan un espacio y luego hay que "cuidar".
¿Qué hago con todo lo que hay alrededor?, ¿lo ordeno? y ahí es donde me bloqueo. ¿Qué es ordenar?, ¿cual es el criterio? y me choco con algo que falta en mi desarrollo, una etapa que me falta, a la que no puedo llegar, que no integré y creo que tiene que ver con el orden, pero también con el deseo. Y el deseo tiene que ver con mi necesidad...
Si pudiera planificar un entorno elegido 100% por mi ¿como sería? ¿qué tendría? y ahí voy a imágenes que me invaden... justo, me invaden desde la mente... como es un espacio bonito, armonioso, delicado, acogedor, protector... pocas veces tiene que ver con lo que veo en las revistas, o en las series de televisión o en películas americanas. O poco tienen que ver con el "minimalismo". Normalmente se parecen más a lugares naturales, o redondos, o con madera... más parecidos a la casa de David el gnomo dentro del árbol. ¿ves? otra imagen creada desde fuera.
Y es que las imágenes de fuera nos ayudan mucho cuando conectan con nuestro mundo interno, nuestros deseos reales, nuestra realidad... ¿pero qué pasa cuando nuestro mundo interno esta construido solo con imágenes externas? cuando no hemos dado el espacio y el tiempo para que se organice el deseo, se encuentre la necesidad real, se llegue al espacio de vacío.
Desde aqui me propongo conectar más con ese espacio vacío, esa necesidad, ese deseo, para poder llenarlo de las cosas que de verdad me dan placer, me gustan, encajan con mi forma de ser. Aunque esto sea muy raro para el resto, aunque no cumpla los criterios estéticos imperantes, aunque ....
Comentarios
Publicar un comentario