APRENDIENDO A NADAR


Este año ha sido un año de muchos cambios, personales, familiares, sociales, ambientales... para mi esta suponiendo una apertura a muchas cosas que quiza ya sabia, pero ahora estoy recordando.

Entre las dificultades o cambios económicos me replanteo cada cosa que tengo que pagar, cosas que antes no me planteaba. Tengo que confesar que desde ahí es desde donde surge mi inquietud.

Tengo con Luis, mi segundo hijo, una relación de mucha cercanía, creo que de buen apego, desde que nació y le ví nos enamoramos, ya se que es un encantamiento fruto de la oxitocina, pero como todos los enamoramientos en los que siempre media alguna hormona. Con él me he seguido planteando muchas de las cosas que empecé a planterme con mi primer hijo: como cogerle, como educarle, que ofrecerle, que negarle, como comportarme, que regalarle, como alimentarle, como dormirle... hasta que empecé a preguntarle a él que era lo que él quería y esa actitud que siempre me había puesto muy nerviosa porque parecía que yo no tenía criterio cuando siempre preguntaba su opinión a los demás, empezó a tener todo su sentido. Empecé a comprender los principios del respeto y sobre todo, del respeto a alguien que tiene muy claro lo que quiere porque todavia no ha perdido su camino de luz.

Bueno a lo que iba. Este verano Luis ya tiene 3 años y seguimos relacionándonos con mucha cercanía, muchos mimos´mucho contacto y también toda la independencia que pide. Cuando vamos por la calle nunca quiere ir de la mano, solo a veces quiere ir en brazos y cuando lo pide casi siempre lo hago, ya que me encanta llevarlo en brazos, es ir con el abrazada.

Bueno pues eso que estabamos en la piscina de los primeros dias del verano y Luis hasta ahora no había querido entrar en la "de mayores", solo en la de pequeños, así que ese día queria y le cogí en brazos y estuvimos dando vueltas hasta que se fue sintiendo seguro y empezó a soltarse un poco y en poco rato estaba intentando nadar, esto me pareció genial, él solo empezó a decir "zarpa, garra, zarpa, garra..." que era lo que había visto en unos dibujos de Ice Age el dia anterior, y asi se hizo varios anchos de la piscina. Llega al borde y se lanzaba encima mio y yo solo le ponía un brazo por debajo de su pecho y con eso él iba encantado, seguro y bien. La verdad es que era todo un placer verle intentar nadar siguiendo su instinto y sientiéndose seguro con mi brazo, mi cercanía y mi voz. Cuan diferente de esas clases de natación frias en las que muchos niños se lanzan ayudados por corchos, plásticos hinchados,.... y donde al final salen muertos de frio, señal del miedo que estan pasando.

Pues así hemos seguido unos cuantos dias, ya se va sintiendo seguro para hundir la cabeza cuando se lanza y poco a poco va atreviéndose a ir de la escalera hasta mi... Hoy en un momento se ha hundido más de lo que esperaba y ha tenido miedo, se ha puesto a temblar. Lo tendré que tener en cuenta para no apresurarme (si es que tengo siempre prisa y sus ritmos son distintos). Además me encanta sentir su corazón con el tacto de mis manos y ver como él elige hacia donde quiere ir y como quiere probar esta vez... es genial.

Asi nos hemos pasado todo el verano, alternando dias en los que usaba un flotador, otros dias otro y algunos solo o en brazos. En la piscina pequeña se le veía muy seguro, pero en la grande siempre iba con flotador, hasta que el ultimo dia del verano nos habiamos olvidado los flotadores en casa y decidio atreverse sin ellos. No sabeís que emoción y que miedo... Pero él encantado, seguro, tranquilo. Iba poco a poco probando alejarse un poco más, nadando o buceando. Ha sido precioso poder volver a descubrir que si les dedicamos la atención, el tiempo y la disponibilidad que necesitan ellos pueden aprender tantas cosas con nosotros!!!!!



GRACIAS POR PERMITIRME DISFRUTAR DE ESTA EXPERIENCIA

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